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El Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec impulsa una transformación social en Oaxaca y Veracruz. Ha generado empleos, mejorado la movilidad y acercado servicios básicos a comunidades antes marginadas.

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El sureste de México vive una transformación profunda con la puesta en marcha del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), un proyecto que va más allá de su función como corredor logístico entre los océanos Atlántico y Pacífico. Este tren, que atraviesa Oaxaca y Veracruz, se ha convertido en un motor social que está reconfigurando el futuro de miles de personas en la región.

 

Durante décadas, el Istmo fue una zona con gran riqueza cultural, pero marcada por el rezago económico, la falta de empleo formal, y una infraestructura limitada. Hoy, comunidades como Salina Cruz, Juchitán, Tehuantepec, Ciudad Ixtepec, Matías Romero, Coatzacoalcos, Minatitlán y Acayucan comienzan a vivir una nueva etapa gracias a los beneficios sociales que está generando el FIT.

 

Uno de los impactos más visibles es la creación de empleos. Durante su construcción y ya en su operación, el ferrocarril ha generado más de 20 mil puestos de trabajo directos e indirectos, con prioridad a la contratación de personas originarias de la región. Además, se han impulsado programas de capacitación en oficios clave como mantenimiento ferroviario, logística y servicios, lo que permite a muchos habitantes acceder por primera vez a una formación técnica con salida laboral inmediata.

 

 

Pero los beneficios no terminan ahí. El FIT ha mejorado significativamente la movilidad en una zona donde muchas comunidades permanecían aisladas o con dificultades para desplazarse. Hoy, gracias al tren y a la mejora de caminos e infraestructura urbana, familias pueden acceder más fácilmente a centros de salud, escuelas, mercados y otros servicios esenciales. Esto se traduce en menores costos de transporte y mejor calidad de vida.

La modernización también ha llegado a través de obras complementarias como pavimentación de calles, instalación de alumbrado público, rehabilitación de espacios comunitarios y ampliación del acceso al agua potable. Estas acciones están revitalizando entornos urbanos y rurales, creando un ambiente más digno y seguro para las personas.

 

También el proyecto impulsa la economía social y solidaria. A través de los Polos de Desarrollo para el Bienestar (PODEBIS), se promueve la participación de cooperativas, productores locales, mujeres emprendedoras y jóvenes en cadenas productivas con visión de largo plazo. Esto fomenta la creación de economías circulares que permanecen en la región y fortalecen el tejido social.

 

El FIT no solo une puertos y regiones; también conecta a las personas con nuevas oportunidades. Se trata de un eje de integración nacional que está ayudando a cerrar brechas históricas entre el sur y el norte del país. Por primera vez en mucho tiempo, el Istmo no solo es estratégico por su ubicación, sino por su gente, su dinamismo y su papel clave en la construcción de un México más justo e incluyente.