El encarecimiento del suelo, el desorden urbano y la falta de vivienda asequible han desplazado a sectores de bajos ingresos hacia zonas periféricas sin servicios ni infraestructura adecuada.
Luis Armando Díaz-Infante, secretario nacional de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) e integrante del Consejo Directivo del CICM, señaló que actualmente hay más de 8.9 millones de viviendas en situación de rezago y que para 2030 se requerirán al menos 6.6 millones de nuevas unidades habitacionales. A pesar del crecimiento sostenido en la construcción, factores como el cambio en la estructura familiar, la urbanización acelerada y los ingresos insuficientes agravan el déficit habitacional.
Por su parte, el presidente del CICM, Mauricio Jessurun, subrayó la necesidad de vincular seguridad, accesibilidad y equidad social en las políticas de vivienda. "No se trata solo de construir casas, sino de crear comunidades resilientes y sostenibles", afirmó.
También se propuso modificar planes de ordenamiento territorial, generar reservas de suelo a precios asequibles, reducir la expansión urbana descontrolada y facilitar trámites para desarrollos habitacionales. Estas medidas, junto con incentivos al sector privado, buscan fomentar una producción más equilibrada y cercana a los centros de trabajo.
Finalmente, como referencia a la necesidad de vivienda en México, Luis Armando Díaz-Infante Chapa, expuso que, de 1995 al 2025, la población creció alrededor de 41 millones de personas, un aumento del 44.2% en dicho periodo, un crecimiento anual promedio del 1.24%, pasando de una tasa anual de crecimiento de 1.7% en 1995 a 0.8% en 2025. En ese mismo periodo de 1995-2025, la vivienda creció en más 17.2 millones de unidades, un crecimiento del 88.8% en el periodo 1995-2025, es decir, una tasa del 2.14% anual.