El escenario, que se aleja momentáneamente del riesgo de una contracción formal, no deja de ser preocupante.
“México está en una posición de crecimiento prácticamente nulo, no por una crisis inmediata, sino por la falta de condiciones que impulsen la inversión y mejoren la productividad”, señaló en conferencia de prensa.
Agregó que factores como la debilidad del consumo interno, un entorno internacional más complejo y la desconfianza de los inversionistas ante los cambios políticos y regulatorios, no favorecen el desempeño de la economía; “la inversión es de los indicadores más afectados por la incertidumbre”, afirmó.
“Por el momento, se evitó una recesión técnica con el crecimiento que se dio a conocer para el primer trimestre de este año, aun así, las expectativas no son tan positivas para este 2025”, indicó Quiroz.
Este panorama de bajo crecimiento se da justo cuando México enfrenta el reto de capitalizar el fenómeno del nearshoring y consolidar su papel como socio estratégico en las cadenas de suministro globales. Para lograrlo, advierten los analistas, será indispensable generar certeza jurídica, mejorar la infraestructura y garantizar condiciones propicias para la inversión.