El trabajo híbrido dejó de ser una respuesta temporal a la pandemia y se ha consolidado como el nuevo estándar laboral en América Latina. De acuerdo con un estudio de JLL, el 72% de las empresas en la región ya adoptan esquemas híbridos o flexibles, aunque con baja madurez estructural y legal.
Por su parte, solo el 24% de las empresas argentinas han retornado al modelo 100% presencial, en tanto países como Perú alcanzan cifras del 80 por ciento.
Un análisis de Broward International University (BIU) responde a la pregunta ¿qué obstáculos persisten?
- Escasa asistencia voluntaria a oficinas.
- Falta de criterios claros para medir desempeño y compromiso.
- Uso desigual de herramientas digitales.
Pese a los avances, persisten retos importantes. Entre ellos destacan la cultura empresarial que asocia productividad con presencia física, la falta de normativas laborales claras, las brechas tecnológicas en zonas rurales y la ausencia de políticas de bienestar para trabajadores digitales. “El modelo híbrido no puede funcionar con mentalidades del siglo XX. Requiere una base legal, tecnológica y cultural que lo respalde”, señaló el Dr. Elio R. Acosta, experto de BIU University Miami.
Indicó un análisis de BIU que los estudios reflejan también una brecha entre expectativas y realidad: Mientras que los empleados prefieren acudir en promedio dos días a la oficina, lo hacen entre tres y cuatro. Además, solo tres de cada diez universidades en la región han actualizado sus programas para formar a los futuros profesionales en competencias digitales y emocionales.
“El trabajo híbrido ya no es una moda, es un sistema que exige nuevas reglas y una visión compartida”, concluyó Acosta.