Durante muchos años, la decisión de comprar una vivienda en México se definía casi exclusivamente por dos factores: la ubicación y el precio. Sin embargo, el perfil del comprador ha cambiado de manera significativa. Hoy, quienes buscan casa o departamento valoran más los aspectos que garantizan calidad de vida, tranquilidad y seguridad patrimonial.
Del metraje al bienestar
La pandemia transformó la relación con los espacios habitacionales. El hogar se volvió oficina, escuela y lugar de descanso, por lo que el entorno —la tranquilidad, la luz natural, el acceso a servicios y la convivencia con la naturaleza— empezó a tener un peso determinante.
A esto se suma que más del 62% de las operaciones inmobiliarias actuales corresponden al mercado de vivienda usada, según datos de la AMPI, lo que indica que los compradores no buscan necesariamente estrenar, sino encontrar un espacio con buena ubicación, servicios y seguridad.
Sostenibilidad y plusvalía
Otro elemento en ascenso es la sostenibilidad. La consultora CBRE señala que los desarrollos con certificaciones ambientales pueden elevar su valor de reventa hasta en un 10% respecto a los proyectos tradicionales. Incorporar tecnologías de eficiencia energética, materiales sustentables y sistemas de ahorro de agua no solo responde a la conciencia ecológica, sino también a una visión de largo plazo: vivir mejor y asegurar la plusvalía.
Confianza y certeza legal
Empresas como SíVENTA, filial de ALIGNMEX, están implementando modelos de certificación inmobiliaria que verifican los inmuebles antes de su venta, revisando aspectos técnicos, legales y estéticos. Este tipo de esquemas eliminan incertidumbres y fortalecen la confianza del comprador.
Un mercado que se transforma
Los desarrolladores y agentes inmobiliarios comienzan a adaptarse a esta nueva lógica. Ya no se trata solo de ofrecer metros cuadrados, sino de garantizar procesos claros, entornos seguros y experiencias de vida sostenibles.