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Al evaluar las posibilidades de adquirir una vivienda, las familias mexicanas normalmente se preguntan cuál es la mejor opción: Comprar o rentar. Por ello, es importante revisar las bondades y riesgos de ambas posibilidades.

El crédito es un factor fundamental para el crecimiento de la economía. En México, llevamos cerca de dos décadas con tendencia creciente en la penetración del financiamiento bancario como porcentaje del PIB, particularmente del crédito hipotecario. 

El progreso tecnológico es una variable permanente dentro de la banca mexicana; sin embargo, aún estamos lejos de la instrumentación digital que se observa en otras naciones. El  producto hipotecario, en particular, está en etapa de evolución.

Una vez lograda la capacidad económica para obtener un crédito hipotecario, el siguiente paso a seguir, es seleccionar la casa o departamento que vamos a adquirir. Aquí surge una gran disyuntiva, elegir entre un inmueble nuevo o usado.

Actualmente, todas las instituciones están abiertas al crédito, sin embargo, no se atiende a todo el mercado; la mayoría solo a los asalariados. Además, cada vez hay más participación de economías no tradicionales, de ingresos complementarios, ingresos mixtos, pero la necesidad de tener una casa es permanente.